El hombre es un animal de costumbres, dice Mafalda quién además completa la frase diciendo que más bien de costumbre el hombre es un animal.
En el documento Conociendo el Conocimiento George Siemens dice que ahora más que nunca los individuos tienen control, capacidad de crear y conectarse que en cualquier otra época.
Ahora podemos conocernos a través de un mundo virtual, lo que nos coloca delante de otra forma de comunicación en la que no contamos con los auxilios visuales del lenguaje corporal o la tonalidad de la voz.
Finalmente la educación formal preparaba al individuo para una larga carrera, en un campo concreto, y a ésta se le asociaba la seguridad del empleo y la rutina de vida. Ahora el aprendizaje es continuo, a lo largo de la vida y éste es el que va creando las oportunidades.
Ante estas nuevas realidades ¿cómo respondemos si las costumbres tienen la inercia de permanecer?. En la medida en la que estamos en contacto con ellas podremos ir navegando el cambio, aún siendo así, las estructuras institucionales creadas con la teleología anterior siguen inamovibles.
En la página 86 George Siemmens dice
«Nuestras estructuras corporativas generan posibilidades basadas en productos. ¿Es eso lo que necesitamos actualmente? Es hora de restructurar nuestras estructuras para garantizar conexiones más relevantes con la naturaleza del conocimiento hoy en día. ¿Qué posibilidades buscamos: innovación, adaptabilidad, acciones holísticas, percepción del sistema, tolerancia al caos, emergencia, auto-formación?
¿Es este discurso compatible con certificación, eficiencia, control, organigramas, reglamentos de horarios fijos, internet y redes sociales controladas, uniformidad?
George Siemmens habla ahora de ecologías, otra concepción ambiental en el que la convivencia podría ser pensada de otra manera,
Las ecologías proporcionan el tipo de formación especial que las organizaciones necesitan. Las ecologías son : libres, dinámicas, adaptables, desordenadas y caóticas. La innovación no es fruto de las jerarquías. Como si se tratase de una función matemática de la creatividad, la innovación requiere confianza, apertura y un espíritu de experimentación en el que ideas y pensamientos aleatorios puedan colisionar y dar lugar a la recreación.
Habla también de la inconveniencia que supone el juntarse o reunirse con quienes piensan como uno, y de enemistarse con quien no lo hace creando redes polarizadas por lo que habla de una «diversidad intencional» que no nos cree conflicto sino entendimiento.
La influencia moderadora de la diversidad pierde fuerza cuando podemos amoldar los espacios de diálogo para que encajen con nuestras creencias. Es hora de que la diversidad accidental dé paso a la diversidad intencional. Debemos buscar activamente los puntos de vista de los demás para crear un tono unificado.
La apuesta ahora es entonces hacia redes y ecologías en lugar de estructuras jerárquicas y preorganizadas, ahora teje su red el agente principal, es decir el INDIVIDUO
y lanza las siguientes preguntas
- ¿Qué supone esto para nosotros?
- ¿Qué deberíamos hacer para preparar a nuestras instituciones?
- ¿Y para prepararnos a nosotros mismos?
El cambio necesariamente es gradual, ¿cuánto pasará para que las generaciones sean todas de la misma época?